Su aliento caliente, contrastando con el frío de Enero, recuerda a tu mente que el mundo es un lugar de soledad. De caos. De calles oscuras en las que se esconden cuchillas que se tiran a dar.
Pero tú sigues andando. Paso a paso, sin que el miedo robe fuerza a tus zancadas, continúas dirigiendo a tu sombra fuera de la luz anaranjada de las calles.
Y, aun así, no; ni zancadas fuertes ni sombra que huye pueden escapar.
Sus pies siguiéndote. El calor de su aliento en tu nuca.
Si te alcanza, jamás se irá. Porque, aunque la noche acabe, te seguirá en tus sueños, en tus pensamientos, en tus gestos, en el
Tea 2 A traves del espejo Reflejos irregulares by angieAdLib, literature
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Tea 2 A traves del espejo Reflejos irregulares
Siempre fuimos como el mar y el cielo. Amábamos el tono azul del otro, a veces sin recordar que el color propio también era añil. Cuando otros, una playa o una gaviota, nos veía, creían que éramos la misma esencia. Que tu azul y el mío eran el mismo; que, aunque no quisiéramos admitirlo, éramos el mismo ser separado solo por una cuestión de física. Sabían que si uno perdía el color de los muscaris, el otro también quedaría gris y perdido.
Pero ellos no veían que, aunque el azul era el mismo para mar y cielo, ser el mismo ente era una ilusión fácil de rom
Surcos de arcos grabados a furia,
Mis manos gritan que no pueden más.
Aire dentro del pecho,
Quemando la garganta por querer ser gritos,
Y, aunque no quiera admitirse,
Por querer ser palabras de dolor.
Rabia. Ira.
Retazos de traiciones susurrándome con desprecio.
¿A quién pertenece la felicidad,
Si no es al solitario?
Tomé el papel amarillento entre mis dedos,
Ese que rezaba un nombre que mi memoria tiene grabado a fuego,
Alcé la mano, deseando rozar el cielo,
Y lancé a la nada a ti y a tu recuerdo.
Tu nombre voló con los pasos del viento:
De los páramos de mi mente
A mi yermo corazón;
De este,
A una mirada que se empeñó en llorarte.
Las lágrimas tomaron el recorrido del viento borrascoso,
Llevando a mis oídos tu voz.
Mi boca pronunció lo que acababa de oír,
Y las letras de tu nombre pesaron sobre el papel sin tinta de mis manos.
…
Tomé el papel amarillento
Con el paso de las estaciones
Mis manos se arrugan.
A cada fin de año,
El viento cuenta más historias.
Pero el día aún es día llantos después.
El piano repite lo que contaba tiempo atrás.
Mis manos se empeñan en no buscar otro cantar.
Las arrugas de mi frente no notan que existen,
Ni el dolor que mis huesos antes no gritaban.
Pero el día aún es el día, mil lluvias después.
A levante ha de volver la canción interpretada;
A la mente lejana del recuerdo amarillento;
A mis viejas manos el tono amoratado;
A mi sur, mi lugar, el diluvio de la antigua nana
Noches de nubes,
De estrellas ocupadas en ocultarse en la oscuridad,
De lluvia incesante,
De Lunas que no sonríen en su cuarto que busca la nada.
Amaneceres que no llegan,
Crepúsculos que quedan tan, tan atrás en el tiempo…
Auroras que han dejado el mundo,
Dejadez del sol cayendo y no queriendo volver al cielo.
…
Mi ser parece haberse convertido en noche eterna:
El corazón que dejó de saber sentir
Dentro de este, mi cascarón vacío;
Un cascarón que ya no quiere saber quién es
Y un corazón al que volver a sentir se le antoja morir.
Una voz misteriosa
Clama mi nombre sin tregua alguna.
Un sonido hipócrita:
Una mortal daga disfrazada de amor de madre.
Viene a hurtadillas,
Preparada al ataque:
Atrapada en mi cama
Me canta el principio del final.
Y atada en un jaleo de sábanas
Oigo cómo su sonido
Va clamando en mi oído,
Cómo cada cadencia
Parece ser aquella de quinta a primera...
Creo que su canción me acaricia el alma.
Que el velo de la noche rompe con su nana.
¿... Y si soy yo quien ama a la estocada?
Tantas gotas cayendo,
Tan debiendo no caer;
Tanto tiempo perdido…
Y nada lograr comprender.
Bajo el mortal frío del sueño
Prometo no tener más dueño.
Pero sé que soy esclava.
Sé que la música sigue sonando.
Y entre acorde y acorde
Peleando por callar,
Nace aquel borde
Que el silencio logra crear.
Yo, tambaleante, me hago danzar
Y en ese borde
Mi alma cayendo ha de acabar...
Y todo cae, cae,
Cae sin cesar;
Y no, no pretendo
Acaso pelear.
Dejaré que la ola
Me arrastre al mar,
Sabiendo que este
Ya no me mecerá jamás.
Me hundiré,
Seré el pasto de tib
La hoja que bailaba con el viento by angieAdLib, literature
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La hoja que bailaba con el viento
En aquel momento, lo supo.
Nada que le hiciera pensarlo; nada físico, ni mental; ni dolor, ni iniciativa propia... nada de nada. Simplemente, sabía que se acercaba... con frialdad, sin presura: como un témpano de hielo cayendo a cámara lenta sobre su alma. Estaba llegando, y no había Dios ni fuerza sobrenatural que fuese capaz de evitarlo.
Se levantó del asiento y salió del coche, bajo la pálida y artificial luz de las farolas. De pronto, le pareció que todo a su alrededor estaba gritando sin voz la verdad: la Luna que menguaba, amenazando con esconderse aquella fría noche de invierno próxima a un nuevo año diferente; la última hoja del últim
Cielos cubiertos
Y una hoja escrita volando;
Truenos terribles
Y una voz recordada que surca el viento;
Silencio perseverante
Y las cicatrices que pueblan el alma.
Yggdrasil,
Desde siempre,
Ha estado escondido en el páramo del este.
Hay veces en que siento algo ardiendo en mis pulmones. Algo que no puede ser extinguido: un fuego que, cada día, el oxígeno del aire hace crecer; un fuego que nació conmigo, y sin el que vivir sería un proyecto sin sentido. Creo que el fuego son mis ganas de crear. De vivir con, por y para el arte toda mi vida.
~Soñando con convertirme en creadora de sueños.
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